lunes, 16 de enero de 2012

BREVE CURSO DE FILOSOFIA CRISTIANA VIII

BREVE CURSO DE FILOSOFÍA CRISTIANA VIII.
Dios hecho hombre, ha vendo al mundo para difundir en la humanidad un rayo de su luz, sin esta, nuestro mundo no sería lo que es,  sino una catástrofe. Y si olvidamos ver con esa luz nos acercamos al desastre. La Teología Moral que se ocupa del comportamiento de las personas humanas en cuanto lo que es el camino de su salvación nos lo enseña claramente y nos permite vislumbrar los acontecimientos en cuanto son otras luces las que alumbran nuestro caminar en esta vida.
Ha quedado ya claramente explicado que las fuentes del conocimiento filosófico de la religión cristiana se sustentan en la Fe,  y lo esencial de ella son sus fuentes, es decir aquello de donde procede lo que creemos, estas son los escritos del canon admitido por el Magisterio de la Iglesia, en otras palabras las Sagradas Escrituras, en especial las del Nuevo Testamento, los contenidos de la Tradición, y las enseñanzas  del propio Magisterio de la Iglesia.
LAS SAGRADAS ESCRITURAS, son un cuerpo de libros que se empiezan a escribir en la época de Moisés, y terminan la parte que llamamos Viejo o Antiguo Testamento que termina con un corto libro escrito en forma de disputas, llamado Malaquías, profeta que anuncia la venida del Salvador y que procede muy probablemente del  último cuarto del Siglo V antes de Cristo. Este conjunto de libros fue escrito bajo la inspiración del Espíritu Santo, su autoría es de Dios y son por tanto de inspiración divina, pertenecen a la Iglesia a la que se le han entregado, y esta es quien los interpreta, enseña a sus fieles y guarda celosamente como depósito de la fe que son. Provienen de la mano del hombre, (hagiógrafos) cuya escritura proviene  de Dios. Están libres de errores,  y tratan no de enseñar científicamente, sino señalar el camino de la salvación eterna.  Lo contenido en el Nuevo Testamento es parte de lo revelado personalmente por Jesucristo a sus apóstoles y a San Pablo, es un conjunto de libros escritos con  lo que Jesucristo enseñó personalmente a sus apóstoles y reveló en forma especialísima a San Pablo.  Mas no todo lo que enseñó quedó escrito.
LA TRADICIÓN,  muchas de las enseñanzas de Nuestro Señor Jesucristo no quedaron escritas, fueron transmitidas oralmente a sus apóstoles y por generaciones de boca en boca se enseñan con el objeto de ser  transmitidas a todas las generaciones. Las enseñanzas apostólicas por tanto no solo se encuentran en la palabra escrita sino en la palabra “traída” a la que llamamos Tradición Cristiana.
EL MAGISTERIO DE LA IGLESIA,  por Magisterio de la Iglesia entendemos dos conceptos, uno es el cuerpo de todos los obispos en relación con el Santo Padre, en otras palabras la Jerarquía de la Iglesia y otro es el contenido de la enseñanza oficial, recordando el dato importantísimo de que es asistido por el Espíritu Santo y lo será hasta el fin de los tiempos, su custodio, y lo transmite a todos los hombres. Los apóstoles escucharon de viva voz las enseñanzas de Nuestro Señor, y las generaciones siguientes deben escucharlas en toda su pureza.  Esto da a la Divina Revelación la garantía de fidelidad y conservación pura del mensaje, pues de otra manera sin la asistencia del Magisterio a través de todas las generaciones, ya que los primeros miembros del magisterio de la Iglesia fueron los propios apóstoles y ahora lo son sus sucesores, todos los obispos dispersos por todo el mundo, encabezados por el Obispo de Roma, el Papa. Así es que  se puede  entender mejor el porqué delos  Sínodos y los Concilios, que se ocupan de la interpretación purísima de la Doctrina Cristiana.
El Magisterio de la Iglesia tiene por tanto unas características que debemos de considerar, sus enseñanzas pasan a los sacerdotes diocesanos y a los fieles interesados en seguir sus enseñanzas para que estas se transmitan a toda la cristiandad y al resto de los hombres, esto no solo se lleva a cabo en las homilías sacerdotales sino en la gran actividad catequética que desarrolla la Iglesia a través de diferentes niveles, la palabra directa, los escritos correspondientes tales como las Encíclicas, la prensa en general, las Cartas Pastorales e incluso con los medios con uso de los medios masivos de comunicación y el Internet.
Si por el contrario se deja la interpretación de las Sagradas Escrituras al criterio personal subjetivo y particular de cada uno de nosotros, no solo se cae en errores sino que no se llega a conclusiones  seguras doctrinalmente; pongamos  como por ejemplo de lo que Jesucristo es, conclusión a la que se ha llegado a través del Magisterio de la Iglesia: “ Jesucristo Es el Verbo Divino, el Hijo de Dios, nacido de la Virgen María, Dios y Hombre verdaderos, en una sola persona con dos naturalezas una humana y otra divina”. Al llegarse a esta conclusión tan diáfana, precisa y clara, vemos la acción del Magisterio de la Iglesia, cosa que ha venido haciendo desde la Resurrección de nuestro Señor.
Jorge Casas y Sánchez.

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