BREVE CURSO DE FILOSOFIA CRISTIANA XIX.
SANTO TOMAS SEGUNDA PARTE.
(CONTINUAMOS CON DIOS)
Sto. Tomás tomó muy en serio el pensamiento
anterior a él, profundizó en este y fué superando las dificultades que
mostraba, en especial la difícil síntesis entre RAZÓN Y FE, que hoy día se
sigue analizando por los grandes pensadores, es sin duda una de las mas
difíciles cuestiones que presenta la mente humana. Un ejemplo puede ser la definición
famosísima de LA VERDAD que nos la sintetiza como: ADECUACIÓN DEL ENTENDIMIENTO
CON LA COSA, a lo que añade que no puede haber una doble verdad, como lo
sostenía Averroes al decir que algo podía ser verdad en
filosofía y mentira en teología al mismo tiempo.
En cuanto al ente nos aclara su diferencia
con el ser, es decir que el ente tiene existencia mas no es el ser, ente y
existencia son diferentes, al ente lo limita su esencia, dicho de otra manera
el ser es ilimitado y el elemento que limita al ente es su esencia, solo en
Dios hay identidad de esencia y existencia. Y de una vez aclaramos que el único
que puede dar la existencia es el Creador, nada puede existir o proceder fuera
de su creación, pues la existencia es un ser participado, es así como se
entiende que Dios ES EL QUE ES, pues en este sentido como solo de Dios proviene
la existencia de todos los entes, Él al no proceder de nada ni nadie, podría decirse, no que existe, sino que es, ya que a la esencia la entendemos
como un modo de ser o sea una limitación del ser.
Otro razonamiento del Aquinate es la extensión que da a la teoría
aristotélica del ” acto y potencia”, al
aplicarla al binomio de ”esencia, existencia”, diciéndonos que la existencia es el acto de la
esencia, o sea que la esencia está en potencia respecto del acto de existir, y tal binomio de existencia esencia son el
ente en tanto ente, por lo que no es imaginable la esencia separada de la
existencia , pues entre las dos forman el ente individual.
LAS CINCO VIAS de Sto. Tomas para demostrar
la existencia de Dios, dado que es evidente la existencia de Dios, mas no lo
es, de modo inmediato, requiere una demostración racional y el
Aquinate lo hace de manera tal que ni los antiguos filósofos, ni los modernos
han sido capaces por necesidad admiten
sus pruebas (Vias) utilizando los hechos sensibles tales como:
el movimiento de todos los entes,
la contingencia de los seres,
la causa –efecto,
el orden en el universo,
y la
gradualidad de las perfecciones,
llega a conclusiones que demuestran la
necesidad de un:
SER
INMOVIL,
CAUSA PRIMERA,
EL
SER NECESARIO, POR NECESIDAD ABSOLUTA.
QUE
NO DEPENDE DE NADA NI NADIE,
QUE
ES PERFECTO Y ORDENADOR DEL UNIVERSO.
En seguida tratamos muy brevemente cada una
de estas conclusiones:
DIOS ES INMOVIL; se deduce que es necesario
que haya un ser que de movimiento a todas las cosas, sin ser movido por agente
alguno, por lo que Dios es inmóvil, si no fuera es que habría algo superior a
Él, lo que repugna a la naturaleza de primer motor. Y si es necesario que este
ser primero sea total y absolutamente inmutable.
DIOS ES CAUSA DE TODO; resulta de lo que
precede que Dios es eterno pues todo lo que
existe o deja de existir lo hace por movimiento o mutación y ya hemos
demostrado que Dios es inmutable.
ES ABSOLUTAMENTE NECESARIO; todo lo que
puede ser o no ser es mudable, todo ser que es,
es imposible que no sea, y todo lo que es, es necesario que reciba el ser de otro, que se
lo comunique, que sea anterior a este, y como no hay nada que pueda ser
anterior a Dios, en Él no hay posibilidad de ser o no ser, luego es necesario,
de toda necesidad , que Él exista.
NO DEPENDE DE NADA; ni tiene sucesión
alguna, ya que lo que existe tiene en su movimiento una anterioridad y una
posterioridad en el movimiento, en Dios esto no se da por lo que su existencia
es totalmente simultánea, en la existencia de las cosas no se da la existencia
simultanea pues adquieren y pierden en el tiempo pasado o venidero.
SU PERFECCIÓN Y ORDEN MARAVILLOSO DEL
UNIVERSO; toda perfección es comunicada, luego estas deben existir en forma
superabundante en quien las comunica, como comunica por ejemplo la ciencia,
debe poseer en forma eminente y superabundante la ciencia en tanto maestro que
enseña a los demás, quienes la adquieren limitadamente, no como la poseé Él.
Sobre el universo reprocha la idea de que se ordene a si mismo, su orden
procede del diseño, providencia, cuidado y la voluntad divinas.
Una vez entendido esto se infieren en Dios,
una perfección, un poder creador a partir de la nada, una providencia y un amor
por el género humano, que quiere que se
salve completo.
Hecha esa demostración, Santo Tomás profundiza en el tema del hombre
y su antropología, aclarándonos que solo se concibe al hombre en tanto a sus
dos elementos, el espiritual de nuestra alma y el material de nuestro cuerpo,
distinguiendo en estos dos órdenes las facultades del orden cognositivo ( inteligencia ) y del apetitivo (voluntad ) en cuanto a facultades del alma
que es nuestro nivel superior , y los sentidos y apetitos sensibles en el orden
inferior. Siendo ambos los que deben tender al bien en cuanto Bien (Dios) y
distingue la tendencia al bien con amor de benevolencia y al bien con amor
concupiscente. El primero puede incluir
nuestro amor a Dios y el segundo puede incluir el amor desordenado por nosotros
mismos. La Moral cristiana precisamente trata de conocer mas y mejor a Dios
para amarle más, y controlar nuestros apetitos y pasiones desordenados
precisamente (mortificación) por amor a Dios y a sus criaturas.
Y continúa en su antropología enseñándonos
que la recta razón que conociendo la verdad actúa de acuerdo a la “Ley
Natural” que para los humanos consiste
en la participación en la bondad de Dios. Nos deja una definición de la Moral
Cristiana: ORDENACION DE LA RAZÓN, PARA EL BIEN COMÚN, PROMULGADA POR QUIEN
TIENE EL CUIDADO DE LA COMUNIDAD. La
sabiduría de estos conceptos es tan actual hoy día porque da lugar a nuevos
conceptos de nuestro tiempo y los dará a los de tiempos futuros, nunca se
prescindirá del concepto del “ Bien Común”,
que es tomista y que pone en armonía a la persona con la sociedad y
con el Estado. Por supuesto que nos referimos al Bien Común terrenal y no
al sumo Bien Común que es Dios.
Jorge Casas y Sánchez.