Blog-XXI-tercera parte Santo Tomas BREVE CURSO DE FILOSOFIA
–XXI-
Continuamos con Dios, y empezamos a ligarlo con el hombre.
Conviene aquí hacer precisiones que nos permitirán entender
mejor la filosofía de Santo Tomás y además a distinguir mejor su teología de su
filosofía que tienen multitud de puntos comunes pero que difieren por su objeto,
y sus actos, como difieren la razón y la
fe, interpretándolo a él. Dada la Creación, y en ella el hombre como cúspide de
la misma, y único ser con inteligencia, voluntad y libertad, en toda la
creación (fuera de la celestial, donde están los ángeles que siendo libres e
inteligentes y con voluntad en forma muy superior a la humana), en esta
posición que nos implica la responsabilidad de la conservación adecuada de
nuestro cosmos, hay quien la llama ética ecológica, término apropiado y que
conviene no solo que entendamos a fondo sino que ejerzamos adecuadamente,
cuidando la naturaleza, que el Creador nos ha obsequiado para que vivamos, nos
nutramos, y conservemos para las generaciones futuras.
LA FE es un don gratuito de Dios que se nos da por Él de
manera sobrenatural para captar su divina Revelación, y que
voluntariamente aceptamos, mediando su gracia divina. Por lo tanto se
puede resumir como un “acto racional
y voluntario que por gracia de Dios nos permite creer las verdades reveladas”.
LA RAZÓN es lo que llamamos “acto del
entendimiento que se explica por la acción eficiente que el objeto
natural obra en nuestras facultades cognocitivas , aunque lo hace sin intervención
de la divina gracia.
A lo que concluimos;
a)
Que no se puede tener fe sin acto de razón, así
no pueden ser contrarias.
b)
Que se puede razonar sin fe.
c)
Que sin fe ni gracia de Dios se razona en
inferioridad.
d)
Podemos añadir que la razón es conformada con
las manifestaciones de nuestros sentidos
que alimentan nuestro razonamiento y conocimiento.
e)
Y que siendo dos ámbitos diferentes son
compatibles, aunque la fe incluye lo
sobrenatural que vienen a ser la Gracia
y la Revelación; Y la razón solo la acción
eficiente del razonamiento.
Estas dos distinciones son la base sobre la que el
Cristianismo funda su filosofía, y por desgracia muchos estudios de notables
pensadores se han construido sin entender o conocer esta postura y han llegado a conclusiones
erróneas, que solo sirven para
estorbar la buena doctrina, insistiendo
en separar lo inseparable, simplemente porque carecen de la fe y como se dijo
antes resulta que razonan en
inferioridad.
Conviene a nuestro hilo conductor tratar algunos aspectos
del alma que el Todopoderoso crea en forma individual para cada una de sus
criaturas racionales, los criterios son varios: los hay desde los que no han
comprendido las diferencias entre las almas vegetativas , las animales y las
racionales, que fue el razonamiento aristotélico, y que equivocadamente las han
considerado en ocasiones a todas como
materia pura, Aristóteles si dió al
hombre la categoría de racional, lo que implica su espiritualidad, aunque lo
tendrá que aclarar Santo Tomás. Han
existido criterios que han considerado al alma como un “habitante” en el
cuerpo, algo así como alma en prisión, atribuyéndole preexistencia, e incluso reencarnación, (Platón y los platónicos) con la consecuencia de que un
alma podría pertenecer en diferentes épocas a diferentes cuerpos. Por supuesto
que estas dos consideraciones psicofísicas del hombre son erróneas.
Será la concepción agustiniana la que aclare el asunto
diciendo que el hombre es un alma racional que usa un cuerpo mortal y terrenal,
concepción que habría de aclararse tiempo después, sin declararla falsa pero no
del todo clara, pues la trata como una cierta substancia que participa de la
razón y es adecuada para el gobierno de un cuerpo. Este concepto
dualista aparecerá aún en Descartes después del Renacimiento, por lo
menos habitualmente.
Santo Tomás no es que
encuentre una situación intermedia entre estas dos posturas, sino que examina y
define al alma como una substancia
completa e independiente, sosteniendo que si bien no depende del cuerpo
para existir, pues le sobrevive, no es completamente independiente de este pues
son creadas el uno para la otra, y la toma como “principio primero” de todas las cosas vivas, haciendo las
distinciones de alma vegetativa, , alma sensitiva, la de los animales, que sin
dejar las particularidades del alma vegetativa añaden otras por tener sentidos,
, y continuando con esta jerarquía llega al alma racional, la cual sin ser dos
o tres almas es sencillamente un alma superior a las otras dos por tener además
de las características de la sensitiva, la capacidad de razonar y desarrollar otras actividades, como la creatividad humana, el ser seres
civilizados, con cultura progresiva, y sobre todo la capacidad de amar y de
tener vida sobrenatural.
Santo Tomás enseña
que la persona humana es una sola substancia
compuesta de dos substancias incompletas que se complementan, siendo que
muerta la persona humana deja de serlo pues dicha palabra hace referencia a la
sustancia completa de naturaleza racional. Por lo que un alma humana en
términos estrictos no es una persona humana. Sostuvo que cada alma humana es
creada por Dios aunque para reunir sus características naturales, y depende del cuerpo para la que fue creada
hasta la muerte de este.
Completa su razonamiento en el sentido de que la naturaleza
del alma es la de aprender a través de los sentidos, y que no tiene conocimientos innatos, a
diferencia con los ángeles, que no tienen necesidad de aprender; sino que en su unión substancial al cuerpo se
va informando de todo lo que llega a conocer a través de sus sentidos, además de la información externa o con sus propias
capacidades intelectivas, las que se desarrollan con el tiempo. Aquí cabría, examinando la historia del
hombre, aquello de que si el hombre tiene manos porque piensa, o si piensa porque tiene manos.
Sin olvidar que la Ética aristotélica ha sido base
importante en la especulación del Santo,
otro aspecto muy importante del Tomismo es su forma de razonar sobre la MORAL
CRISTIANA, que es la relación mas estrecha que nos une en nuestra filiación
divina, esta relación que se identifica como la relación del Creador y su
criatura, en nuestro caso la única hecha a su imagen y semejanza. Y para
comenzar este razonamiento surge la interesante distinción que el Aquinate hace
entre los puntos de vista teológico-doctrinal y filosófico al decirnos:
La Teología considera
al pecado como ofensa a Dios en primerísimo término, y la filosofía moralista,
lo considera un acto contrario a la razón natural de la persona humana. Lo
anterior lo que nos dice es que: desde
ambos puntos de vista, estos actos son considerados malos intrínsecamente.
Veamos algunas consideraciones puramente tomistas de gran interés para explicar
este tema toral, y que es la base de la antropología tomista y por lo tanto
cristiana.
Esta Filosofía Moral se sustenta en dos principios “Los
Actos Humanos” y “Los Actos del Hombre” Santo Tomás considera los no todos los actos de las personas humanas son libres, porque hay
actos reflejos que no proceden de esta,
como por ejemplo el respirar, la
prueba es que no podemos dejar voluntariamente de respirar, y que existen otros
que si dependen de nuestra libertad, como el tomar un paseo caminando, lo cual
también depende de nuestra voluntad aparte de ser libre. Por lo tanto llama
Actos Humanos a aquellos que son de nuestro libre arbitrio, y actos del hombre
a los que no dependen de nuestra libre voluntad, siendo aquellos
por lo tanto suceptibles de elección.
Queda claro así que son suceptibles de valoración moral solo aquellos que
dependen, que provienen de nuestro libre albedrío.
Tomando como ejemplo el citado paseo caminando, puede ser un
acto suceptible de valoración moral dependiendo de si lo tomo en mi tiempo
libre en busca de sano ejercicio, lo que es moralmente bueno o si lo tomo
cuando en su lugar debería de estar dando una clase que he suspendido, lo que
es moralmente malo. Aquí vemos claramente como el mismo acto puede ser valorado
de formas diferentes. Pero a los ojos ajenos que no conozcan detalles del que
toma el paseo no hay forma de valorarlo porque solo ve la parte externa del
acto y no su interioridad, y es esta es la que se valora moralmente. ¡Cuantas veces no nos equivocamos al juzgar al prójimo por nuestra incapacidad
de conocer la interioridad de ciertos actos! Y de similar forma podemos
observar Acto Humanos intrínsecamente malos, como el contaminar
irresponsablemente tirando basura en plena calle.
Se comprende que en todo acto humano debe de haber
intencionalidad, razonamiento, voluntad, y para concluir este capítulo asentaré
lo que nos enseña el Santo Tomás en relación al valor de los actos humanos del
buen cristiano, que busca la beatitud a
través de la realización de sus actos y que los lleva a cabo con la visión de
Dios, en términos de la doctrina cristiana, que evita los actos contrarios a
esta y con la ayuda de la Gracia Divina encuentra la felicidad y se va
realizando en su camino a la salvación.
Jorge Casas y Sánchez.