jueves, 26 de enero de 2012

RAICES DE LA CRISTIANDAD, Y LOS “MALES” DEL MUNDO.
En las enseñanzas del Génesis, Dios nos revela, que cuando nuestros                                                                                                                     primeros padres son expulsados del paraíso, y les quita los dones llamados preternaturales se sufre  un cambio radical, no solo en la naturaleza del hombre, sino en la de toda la Creación, pues ante el gravísimo pecado, original Dios cambia su plan creacional primario por uno diferente, como veremos mas adelante. Sin embargo su amor por nosotros hace que  nos prometa  que en algún momento de la existencia de la humanidad nos mandará un salvador, el cual es en su momento de tomar cuerpo en la Santísima Virgen, Nuestro Señor Jesucristo, quien toma carne humana, siendo aparte de perfecto Dios, hombre perfecto, igual a nosotros en todo menos en el pecado, siendo su misión, encargo de Dios Padre, precisamente el de ofrecernos la posibilidad de  salvarnos. Aquí vemos el gran amor de Dios por nosotros y la principal raíz del cristianismo en  la segunda persona de la Santísima Trinidad, fundador de su Iglesia.

 Por el antiguo testamento nos enteramos de la Divina Revelación que a Abram (después su nombre será Abraham) le empieza a realizar Dios, directamente. Entre las promesas le ofrece que tendrá una gran descendencia, como las estrellas del cielo, cosa de vital importancia en esa época, esa descendencia tendrá dos vertientes una que es de su propia  sangre, y proviene de un solo hijo legítimo de nombre Isaac, (de quien procede el que será el  pueblo judío)  y una familia de espíritu, descendencia de espiritualidad,  y que hoy está representada por todos los cristianos, ya estén en la otra vida, los que vivimos actualmente, y los que aún no han nacido, muchísimos millones de seres. Así es como Dios le cumple a Abraham su promesa. Claramente se aprecia la raíz judía del pueblo cristiano, raíz que procede justo del primer receptor de la Divina Revelación que comienza con el propio Abraham, se conservará en la Sagrada Tradición hasta ser escrita en tiempos de Moisés, y terminará con el Apocalipsis de Juan Evangelista. Siendo la parte de mas importante Revelación la contenida en el Nuevo Testamento, que hemos recibido, de la persona de Jesús, en forma personal.
Volvemos al tema de los dones preternaturales, en el Paraíso Terrenal convivían en perfecta armonía Adán y Eva con los otros seres vivos de la Creación, animales y plantas, todas sus necesidades tanto corporales como espirituales estaban colmadas de gracias recibidas del Creador, con solo una diferencia los únicos verdaderamente libres e inteligentes eran Adán y Eva, pues Dios los creó a imagen y semejanza suya, y en uso de esa libertad decidieron por insidias del diablo que toma forma de serpiente revelarse en contra del que todo les había dado, mal aconsejados por el que nada les había proporcionado, y pensando que podrían vivir de tal manera que pensaban que estaba bien, desobedecen a Dios, lo que es un grave pecado, es un enfrentamiento, una desobediencia, una traición, una deslealtad, una postura de soberbia que incluye desprecio de Dios, este pecado que tomará el nombre de Pecado Original es el que la descendencia de Adán y Eva, que es toda la humanidad, heredamos todos los seres humanos.
Este gravísimo pecado conlleva la separación espiritual de Dios y la muerte física, siendo Dios la más absoluta representación del bien, el pecado es la separación de Él, y ello no puede quedar impune, por tanto es entonces cuando se convierte en finita la vida de nuestros primeros padres, y además el universo también empieza a morir, el castigo de Dios es general la tierra pierde fertilidad, el alimento se tornará escaso, el hombre tendrá que trabajar para comer, la mujer sufrirá al parir sus hijos, la humanidad irá creciendo y con ella el pecado, la lujuria, el crimen, el hurto, estos son los resultados de haber destruido la armonía de la Creación con el pecado, el hombre va adquiriendo responsabilidades y para cumplirlas no siempre actúa bien. El pecado está presente en muchos de los hombres y no la gracia de Dios.
A pesar de que tenemos todos los hombres de todos los tiempos y lugares el mandato de la conciencia, no todos la obedecemos y vamos socavando sus valores e introduciendo en su lugar los vicios, lo que va en sentido contrario a la voluntad divina y por lo tanto se aleja de su Gracia y de su amor, inventándonos excusas, ideologías, viviendo en la mentira.
La venida de Jesús sanará parcialmente nuestros males, en especial el mas grave de todos que es el pecado, así nos muestra el inmenso y perfectísimo amor del Padre para con el género humano, al enseñarnos con toda claridad el camino de la salvación, pero la naturaleza tiene otras heridas que no sanarán nunca, Dios las permite para mostrarnos  que la maldad que el pecado causó no desaparecerá nunca, y permite que este universo ahora finito que muere,  muestre sus síntomas, lo que explica que haya desgracias  naturales, enfermedades etc. que bien vistos no son creados por Dios, sino carencia de bienes, cuya consecuencia ya ha sido explicada. Dios restaurará el paraíso y no habrá más muerte para los salvos.
Los enemigos del cristianismo atacan a nuestra religión diciendo cosas como aquello de que como es posible que Nuestro Dios sea malo con la estipe humana, que le mande sufrimientos, y que si así es como nos muestra su amor, claro que surgen estos pensamientos de la ignorancia y es esto lo que se trata de aclarar más en nuestras mentes, recordemos que es Fe y razón lo que nos es propio y es necesario pensar para creer y creer para pensar.
Invocando  la intercesión de la Santísima Virgen Hija de Dios Padre, Madre de Dios hecho Hombre, y esposa de Dios Espíritu Santo, pidamos a la Santísima Trinidad, Dios Padre creador, Dios Hijo redentor, Dios Espíritu Santo santificador, que sepamos arrepentirnos de nuestros pecados, tener la firme intención de no volver a cometerlos nuevamente y confiados en que todo esfuerzo por nuestra parte por servir a Dios como Él quiere ser servido a través de su Santa Iglesia, será recompensado en la eternidad.
Jorge Casas y Sánchez.

lunes, 23 de enero de 2012

ALGO MAS SOBRE LA PERSONA HUMANA.

 ALGO MAS SOBRE LA PERSONA HUMANA.
Que es la persona humana sino ese maravilloso compuesto de alma espritual  creada para la eternidad, y  cuerpo animal, que solo es materia y seguirá su ley, volverá a ser tierra, pero preguntémonos cual es la ley del espíritu, ya dijimos que su característica es la de ser para la eternidad, esto es cosa muy seria, y que da preeminencia a nuestro espíritu inmortal, subsitente, sobre nuestra carne, simple materia  mortal. Luego nuestro espíritu es mas importante para nosotros que nuestro cuerpo, pero sin embargo es mientras estos están unidos es que tenemos la posibilidad de hacer algo por sus destinos, pues en las verdades de fe del cristianismo sabemos que nuestro cuerpo resucitará para unirse a su alma espiritual en una forma gloriosa, si logramos la salvación.
Pero no todo queda ahí, ese compuesto de alma y cuerpo al que llamamos PERSONA HUMANA, tiene una naturaleza muy exclusiva dentro de la creación, es un ser con libre albedrío,  en su naturaleza humana se da la libertad  y expresamos nuestra libertad con todo lo que poseemos, nuestras capacidades de razonar, de escoger nuestra forma de vivir las circunstancias que nos han tocado en suerte, de pensar, actuar, decidir, de buscar lo que nos interesa, de disfrutar lo que nos agrada, de sufrir lo que nos apena, y de amar sobre todo a aquel de quien procedemos, de aquel que por amor nos da la existencia y una promesa de un futuro maravilloso que juntos nuestra alma espiritual y nuestro cuerpo mortal se deben de ganar haciendo uso de su libertad y Él no dice como, nos da las herramientas, y la ayuda que necesitemos, tan solo por el hecho de pedírsela adecuadamente.
Este es un punto importante, ¿ como es que tenemos que pedir esa ayuda ? y la respuesta está en la conciencia de cada persona individualmente, simplemente cumpliendo ese mandato que se nos proporciona a través de la conciencia, a la cual no debemos de dejar sola, sino formándola como el mismo Dios nos la ha manifestado claramente, y dándole tanta importancia que nos mandó a su propio hijo para que nos enseñara como. ¿ No es esto maravilloso ? lo manda para que se sacrifique dolorosísimamente en medio del mas injusto trato, después de haber hecho solo el bien y muy bien hecho, después de haber instruido a sus apóstoles y habernos dejado fundada su Iglesia llena de sabiduría proveniente de Dios Padre, y dentro de ella los Sacramentos que nos proporcionan su Gracia Salvadora.
En medio de toda la maravillosa creación que apenas alcanzamos a vislumbrar, y de la que tenemos solo algunos datos que penosamente el hombre de ciencia va descubriendo poco a poco y nunca podrá conocer en esta vida, nos distingue del resto de la creación por nuestras capacidades espirituales, si tu eres capaz de leer, comprender y meditar lo que estas leyendo mucho mas allá de lo que yo mismo que lo he escrito, es porque Dios nos ha dado esas capacidades, nunca el rey de la selva o la majestuosa águila que todo lo observa serán capaces de algo parecido. Y mucho menos serán capaces de intuir a Dios como tú y yo lo hacemos.  Pero esto va mas allá nos ha hecho seres morales, capaces de distinguir el bien del mal, otra capacidad de nuestra conciencia, de ayudar y amar a nuestro prójimo, algo que solo la naturaleza humana posee, los animales que a veces nos dan espectáculos preciosos de protección a sus congéneres en especial a sus descendientes, lo hacen por instinto solamente, nosotros aparte de esto tenemos esa característica de darnos porque ello nos complace, nos  da felicidad, nos da la sensación de ser útiles en nuestro entorno.
Esta serie de perfecciones nos da la dignidad de la persona humana, nos capacita para las relaciones interpersonales, que dan tanto valor a nuestras vidas, que sin ellas no nos concebimos capaces de ser felices, y es que no solo son de carácter material como el comer juntos o practicar un deporte, sino que están las de carácter espiritual como el querernos, hablarnos, y sobre todo el de orar a Dios, por ellos, los otros y por nosotros mismos, sobresaliendo la relación de amor por encima de todas las demás, de ese amor de entrega de deseo del bien del ser amado, que da sentido a nuestra vida, que nos lleva adelante, nos sublima, nos acerca al amor mas puro que pueda haber, el amor de Dios, del que todo amor procede. Solo la persona humana es capaz de amar en este mundo, y debemos de aprender a amar las cosas que nos acercan a la salvación eterna por encima de las que resuelven nuestras necesidades terrenas, a las que debemos de querer como medios y no como fines, teniendo siempre en cuenta el fin final que buscamos afanosamente.
La persona humana para actuar en determinada manera debe de estar estimulada, es el motor interno que nos mueve hacia lo que identificamos como conveniente, amable, necesario, útil, urgente, etc. aquí es donde la meditación nos presta la ayuda necesaria, para definir la bondad o maldad de nuestros actos, para decidir cuales son medios adecuados y cuales debemos de evitar, la necesidad de la meditación en compañía de Jesucristo y la Virgen santísima nos ayudan a que no nos desviemos, por el contrario tomemos las actitudes y decisiones mas convenientes a la salud de nuestra alma. No desestimemos la conveniencia y necesidad de medita. El propósito de esta meditación es cual debe ser nuestra actitud frente a Dios.
Jorge Casas y Sánchez.

lunes, 16 de enero de 2012

BREVE CURSO DE FILOSOFIA CRISTIANA VIII

BREVE CURSO DE FILOSOFÍA CRISTIANA VIII.
Dios hecho hombre, ha vendo al mundo para difundir en la humanidad un rayo de su luz, sin esta, nuestro mundo no sería lo que es,  sino una catástrofe. Y si olvidamos ver con esa luz nos acercamos al desastre. La Teología Moral que se ocupa del comportamiento de las personas humanas en cuanto lo que es el camino de su salvación nos lo enseña claramente y nos permite vislumbrar los acontecimientos en cuanto son otras luces las que alumbran nuestro caminar en esta vida.
Ha quedado ya claramente explicado que las fuentes del conocimiento filosófico de la religión cristiana se sustentan en la Fe,  y lo esencial de ella son sus fuentes, es decir aquello de donde procede lo que creemos, estas son los escritos del canon admitido por el Magisterio de la Iglesia, en otras palabras las Sagradas Escrituras, en especial las del Nuevo Testamento, los contenidos de la Tradición, y las enseñanzas  del propio Magisterio de la Iglesia.
LAS SAGRADAS ESCRITURAS, son un cuerpo de libros que se empiezan a escribir en la época de Moisés, y terminan la parte que llamamos Viejo o Antiguo Testamento que termina con un corto libro escrito en forma de disputas, llamado Malaquías, profeta que anuncia la venida del Salvador y que procede muy probablemente del  último cuarto del Siglo V antes de Cristo. Este conjunto de libros fue escrito bajo la inspiración del Espíritu Santo, su autoría es de Dios y son por tanto de inspiración divina, pertenecen a la Iglesia a la que se le han entregado, y esta es quien los interpreta, enseña a sus fieles y guarda celosamente como depósito de la fe que son. Provienen de la mano del hombre, (hagiógrafos) cuya escritura proviene  de Dios. Están libres de errores,  y tratan no de enseñar científicamente, sino señalar el camino de la salvación eterna.  Lo contenido en el Nuevo Testamento es parte de lo revelado personalmente por Jesucristo a sus apóstoles y a San Pablo, es un conjunto de libros escritos con  lo que Jesucristo enseñó personalmente a sus apóstoles y reveló en forma especialísima a San Pablo.  Mas no todo lo que enseñó quedó escrito.
LA TRADICIÓN,  muchas de las enseñanzas de Nuestro Señor Jesucristo no quedaron escritas, fueron transmitidas oralmente a sus apóstoles y por generaciones de boca en boca se enseñan con el objeto de ser  transmitidas a todas las generaciones. Las enseñanzas apostólicas por tanto no solo se encuentran en la palabra escrita sino en la palabra “traída” a la que llamamos Tradición Cristiana.
EL MAGISTERIO DE LA IGLESIA,  por Magisterio de la Iglesia entendemos dos conceptos, uno es el cuerpo de todos los obispos en relación con el Santo Padre, en otras palabras la Jerarquía de la Iglesia y otro es el contenido de la enseñanza oficial, recordando el dato importantísimo de que es asistido por el Espíritu Santo y lo será hasta el fin de los tiempos, su custodio, y lo transmite a todos los hombres. Los apóstoles escucharon de viva voz las enseñanzas de Nuestro Señor, y las generaciones siguientes deben escucharlas en toda su pureza.  Esto da a la Divina Revelación la garantía de fidelidad y conservación pura del mensaje, pues de otra manera sin la asistencia del Magisterio a través de todas las generaciones, ya que los primeros miembros del magisterio de la Iglesia fueron los propios apóstoles y ahora lo son sus sucesores, todos los obispos dispersos por todo el mundo, encabezados por el Obispo de Roma, el Papa. Así es que  se puede  entender mejor el porqué delos  Sínodos y los Concilios, que se ocupan de la interpretación purísima de la Doctrina Cristiana.
El Magisterio de la Iglesia tiene por tanto unas características que debemos de considerar, sus enseñanzas pasan a los sacerdotes diocesanos y a los fieles interesados en seguir sus enseñanzas para que estas se transmitan a toda la cristiandad y al resto de los hombres, esto no solo se lleva a cabo en las homilías sacerdotales sino en la gran actividad catequética que desarrolla la Iglesia a través de diferentes niveles, la palabra directa, los escritos correspondientes tales como las Encíclicas, la prensa en general, las Cartas Pastorales e incluso con los medios con uso de los medios masivos de comunicación y el Internet.
Si por el contrario se deja la interpretación de las Sagradas Escrituras al criterio personal subjetivo y particular de cada uno de nosotros, no solo se cae en errores sino que no se llega a conclusiones  seguras doctrinalmente; pongamos  como por ejemplo de lo que Jesucristo es, conclusión a la que se ha llegado a través del Magisterio de la Iglesia: “ Jesucristo Es el Verbo Divino, el Hijo de Dios, nacido de la Virgen María, Dios y Hombre verdaderos, en una sola persona con dos naturalezas una humana y otra divina”. Al llegarse a esta conclusión tan diáfana, precisa y clara, vemos la acción del Magisterio de la Iglesia, cosa que ha venido haciendo desde la Resurrección de nuestro Señor.
Jorge Casas y Sánchez.

miércoles, 4 de enero de 2012

VIRTUD TEOLOGAL DE LA CARIDAD


VIRTUD DE LA CARIDAD.

La Virtud de la Caridad, es aqella por la cual amamos a Dios por encima de todo lo demás, y le amamos con todas nuestras capacidades del alma, con toda nuestra fuerza, y de este amor de deriva el amor a sus criaturas, en primer lugar a los hombres, en especial a los que son nuestros prójimos, a quienes amamos como a nosotros mismos.

Lo anterior amerita ciertas aclaraciones, a Dios no le podemos conocer en todas sus inconmensurables particularidades, solo conocemos algo de lo que es y de lo que no es, por ejemplo sabemos que es el único Dios, que su única naturaleza divina tiene tres Personas distintas, a las que les atribuimos, al Padre la Creación, al Hijo la Redención y al Espíritu Santo nuestra santificación, sabemos que es amor, que por amor ha creado, nos ha redimido y actúa en cada uno de nosotros, si le aceptamos, para que nos santifiquemos, si en uso de la libertad que nos ha otorgado así lo decidimos, así lo queremos; aquí el “querer” tiene una importancia definitiva, pues como nos ha otorgado el Libre Albedrío, es en uso de nuestro querer, de nuestra voluntad que decidimos en nuestro fuero interno, si queremos relacionarnos con Dios debidamente a través de saber cual es su voluntad y cumplirla. Sabemos que su poder es infinito, que su bondad es perfectísima como todas sus cualidades, y sabemos que en Él no hay maldad, que no es ajeno a nosotros, que por estar en su mente existimos, y que si dejáramos de estarlo volveríamos a la nada, que su misericordia está siempre presente en todo lo que existe, sabemos y creemos con toda nuestra capacidad que la segunda persona, el Hijo, Jesucristo se hizo carne, como nosotros excepto en el pecado, que nació de la Santísima Virgen, todo lo demás que nos presenta el Credo, la Tradición, su Divina Revelación y las explicaciones, aclaraciones y enseñanzas de su Magisterio el cual es asistido por la Tercera Persona de la Santísima Trinidad, el Espíritu Santo.

La Caridad repito, el amor a Dios y por extención de este a todas sus criaturas, como todo lo amable debe de ser conocido para poderle amar, no se puede amar lo que no se conoce, y lo amable es mas amado en la proporción que más se le conoce. Por tanto concluimos que mientras mas conozcamos a Dios mas le amaremos por ser Él lo mas amable que pueda existir, y el amor a las criaturas viene como corolario, mas les amamos mientras más amamos a Dios. De aquí que el buen cristiano debe se intentar constantemente a lo largo de su existencia de conocer mejor a Dios, y así crecer en nuestro amor a Él.

Es la Virtud Teologal de la Caridad la que nos lleva a ser solidarios con el sufrimiento de seres humanos que nunca conoceremos y que se encuentran ya sea alejados de nosotros o cerca, no conocemos sus rostros o sus miserias, ya sean por su pobreza extrema o por sufrir, enfermedades, prisión, injusticias, etc. Pero la Caridad nos lleva a pedirle al Señor por ellos, aquí debemos de destacar la importancia de la oración, que es el mejor regalo que les podemos otorgar, considerando que sus males les acerquen mas a Dios, que estos sean para sus bienes espiritual y material, para su salvación, y mitiga de sus sufrimientos. Nos lleva también a dar limosnas de acuerdo a nuestra capacidad, ya sean las monedad que ofrecemos a los mendigos, ancianos, lisiados y demás, o a la cooperación económica con las instituciones filantrópicas, de las que destaca CARITAS ORG. La piedad es signo de que vivimos la Caridad, es signo de nuestro amor a Dios, como lo es la oración por los demás. Cabe aquí recomendar obras escritas sobre LA MADRE TERESA DE CALCUTA, maestra en caridad humana.

La Caridad como las otras Virtudes Teologales son don de Dios Creador, que a todos los hombres se nos otorgan, existen en nuestra conciencia humana, en nuestra alma, en las almas de todas las personas humanas, lo que podemos comprobar ya que cualquier hombre que esté dispuesto a seguir las mociones de su conciencia acepta la existencia de la divinidad (fe), sabe que no todo se termina con su muerte sino que algo trasciende después de esta( esperanza), y siente compasión por los que ve sufrir.(caridad). A los cristianos se nos infunden en forma especial las Virtudes Teologales en el Sacramento del Bautismo, quedan el pequeño bautizando en forma latente, y se manifestarán cuando las condiciones sean las apropiadas, se “refuerzan” al recibir el Sacramento de la Confirmación. Para los cristianos las Virtudes Teologales, son las que nos predisponen a vivir en relación con la Santísima Trinidad , son fundamento y dan carácter a la moral cristiana.

La Caridad se caracteriza por su permanencia en el mas allá, para los que logren la salvación, ya que las otras dos no son necesarias, pues al estar en la presencia de Nuestro señor Jesucristo para el Juicio Particular, la Fe y la Esperanza ya han cumplido su cometido, pero la Caridad permanece y se sublimará en la visión Beatífica.

Jorge Casas y Sánchez.

martes, 3 de enero de 2012

VIRTUD TEOLOGAL DE LA ESPERANZA

La virtud teologal de la Esperanza, consiste en la seguridad que tenemos de que Dios que no se puede equivocar en su infinita perfección, nos concederá en cuanto que somos hijos adoptivos suyos   (filiación divina que la Segunda Persona de la Santísima Trinidad nos lucró, con su pasión, muerte y resurección), la herencia prometida, que Él quiere para nosotros.

Aquí cabe la reflección de que si no hubiese  algo después de esta vida terrenal que tenemos, esta resultaría inutil, no tendría sentido, eso es lo que los equivocados materialistas predican, que una vez que termina nuestra vida terrenal ya no hay nada y que nuestro cuerpo en tanto simple materia, seguirá las leyes de esta y se podrirá irremediablemente,no habiendo nada mas. Esto es desconocer la existencia de nuestra alma espiritual, la cual desde el preciso instante de que fuimos concebidos por nuestros progenitores fué creada pod Dios, y en cuanto es espiritual y hecha a imagen y semejanza del creador, lo es para la eternidad. De allí que la dignidad de los seres humanos no tiene comparación en este cosmos.

La virtud de la Esperanza es por tanto la que alimenta nuestra decisión de cumplir con la Voluntad Divina durante nuestra vida, con el objeto de participar de esa promesa de felicidad eterna, es como la brújula al marino que le señala el rumbo a seguir para llegar a su destino, el nuestro es la Visión Beatífica, o sea nuestra salvación, la salvación de nuestra alma en espera de la Resurección Universal..

Por lo tanto podemos considerar a la Virtud Teologal de la Esperanza como la confianza que tenemos en que Dios por su bondad, su amor a los hombres, por sus perfecciones en fidelidad, poder, designio, seremos salvos si cumplimos con su divina voluntad en la inteligencia de que Él nos proporciona los medios para conseguirla, para lograrla, por eso a su amado Hijo le encargó que fundase su Iglesia, con sus Sacramentos, su Doctrina, su Jerarquía, y al Espíritu Santo que la protegera que la ilustrara, que la conservara hasta el fin de los tiempos.

Recordemos lo que nuestro Señor permitió a San Pablo vislumbrar, y debido a ello nos dejó dicho: "ni ojo vió ni oido oyó, ni en el corazón del hombre cabe un pedacito siquiera de lo que Dios nos tiene preparado.

La virtud de La Esperanza tiene dos aspectos, ambos relacionados con la confianza, y se puede pecar contra esta virtud ya sea por exceso de confianza o por carencia de ella. El exceso de confianza consiste en que sin hacer lo necesario para salvarnos se espere esta, y la carencia en que por desesperación se considere imposible la salvación, y no se hace nada por lograrla. Recordemos que somos herederos del Cielo, pero se trata de una herencia que hay que ganar, Dios nos creó libres y es en uso de esa libertad que hemos de optar por obtener la herencia o despreciarla, lo que equivale a la condenación eterna.

Pidamos a la Santísima Virgen que nos auxilie en el camino de la salvación poniendo de nuestra parte aquello que  Dios nos pide para ser santos.

Jorge Casas y Sánchez.